Vuelve la Inquisición.

Los españoles somos muy aficionados a las tradiciones salvajes, es algo que se demuestra día a día, y ahí están como ejemplos tradiciones tan “sagradas” como las corridas de toros o las peleas de gallos. Hoy sin ir más lejos hemos vuelto a recuperar una de las tradiciones más apreciadas durante siglos, la de los procesos inquisitoriales. Y es que al fundamentalismo católico español, allá por los siglos XV a XVIII, no le bastaba con convertir a judíos y herejes, sino que estos una vez convertidos debían tener mucho cuidado, pues la inquisición andaba cerca para comprobar que dicha conversión no era fraudulenta, si no sincera, cosa que para más desgracia tenia que ser el acusado quien demostrara su inocencia al faltar un principio tan elementar del derecho moderno como es el de la presunción de inocencia. Pues bien hoy hemos visto como al calor del aplauso de la mayoría de la prensa de este país como dicha tradición ha vuelto a recuperarse con la presentación por parte del fiscal general del estado de una demanda para ilegalizar a  Sortu, y que al parecer se basa en pruebas “incontestables”, basados en evidencias más propias de una teoría conspiranoica de esas que tanto gustan a nuestra derecha que de un documento legal serio. Lo triste es que con tan poca cosa en España se puedan violar los derechos políticos de sus ciudadanos. Aunque lo peor no está en las pobres “evidencias” cogidas con papel de fumar que va a presentar nuestro Fiscal General del Estado, sino que encima es el propio Sortu el que, en contra del principio de presunción de inocencia, deberá convencer a los jueces, al gobierno, al PPSOE y lo que es peor al mismísimo Mayor Oreja, de que no son correa de trasmisión de ETA, si quieren tener el mismo derecho que tiene el gurteliano Camps y otros presuntos delincuentes a presentarse a las elecciones. ¿Qué como se hace eso?, pues al parecer, como con la vieja inquisición, hay que hacer constricción por los pecados pasados, condenar todo lo condenable y además que parezcas sincero cuando lo haces. ¡Que pena de siglo XX! ¡Que poco nos ha lucido en España!.