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¿Sirve para algo prohibir el burka y el Niqab?

Hay problemas, y este del burka y el niqab es un buen ejemplo, en los que resulta difícil encontrar una solución. Y es que ante semejante problema la solución fácil de prohibir o no prohibir resulta cuanto menos ineficaz y estúpida, tal y como recientemente se ha prestado a señalar el consejo de Europa . Sin pararnos a entrar en las motivaciones o no motivaciones de una gente que al parecer sólo le preocupa la libertad de la mujer cuando esta es afgana y el caso resulta llamativo y puede dar mucho rédito electoral con poco esfuerzo, ya que, como recientemente señale al hablar de los ataques ad hominen, la mezquindad y falta de ética de PP y CiU a la hora de “mercantilizar” (termino que creo que define mejor estas conductas que el de politizar) la desgracia de estas mujeres por un puñado de votos no invalida sus argumentos a la hora de defender la prohibición del burka y el niqab.


Lo cierto es que existe un consenso más o menos general occidente sobre lo que representan dichas prendas  como símbolo de sumisión femenina, en el mundo islámico la cuestión cambia, pero dada mi falta de conocimiento sobre el islán y su inmensa diversidad me abstendré de opinar y sobre todo de meter a más de un mil millones de practicantes de esta religión en el mismo saco, cosa que nuestra derecha suele hacer obviando que si musulmán es Osama Bin Laden, también lo es Aminetu Haidar a la que creo que difícilmente puedan dar lecciones sobre libertad o dignidad ninguno de los ilustres senadores que ayer votaron en el senado por la prohibición del burka. Por tanto en primer lugar habría que investigar un poco sobre el islam y su mundo antes de ponerse a hacer afirmaciones tan alegremente sobre lo machista que es una religión, total el tipo que dijo aquello de que “el aborto da licencia al barón para abusar del cuerpo de la mujer” no era el Imán de El Cairo, sino el Arzobispo de Granada, sobre cuyas palabras por cierto no dijeron nada nuestros ilustres senadores, tan preocupados ellos ahora por la mujer.

monjasCuriosamente  muchos de los participes de este gran consenso, que además suelen coincidir con los votantes y simpatizantes de los ilustres senadores ya mencionados, suelen mirar para otro lado cuando se trata de otras formas de vestir que también poseen graves connotaciones sexistas y de discriminación como los hábitos de las monjas, o el obligar a las trabajadoras de un hospital a llevar minifalda en vez de pantalones como sus compañeros, y no digamos ya la que montan algunos de estos si a una ministra de defensa se le ocurre ir “con los pantalones puestos” a un acto público con los más machos entre los machos: los oficiales del estado mayor.
No obstante, y nunca mejor dicho, “el hábito no hace al monje”, ya que ni el burka, ni el hábitos de la monja ni los uniformes de enfermera con falda de 15 centímetros, son de por si sexistas o discriminatorios. En realidad la discriminación es más profunda y hunde sus raíces en el concepto de la mujer como objeto de uso. Ya que tanto en unos casos como en otros es “el varón” (o sea el marido en el primer caso, a la jerarquía eclesiástica en el segundo y a la dirección del hospital en el tercero) quien decide cual es la forma correcta de utilizar el cuerpo de la mujer: tapándolo en los dos primeros casos para simbolizar el derecho exclusivo del varón a su disfrute sexual en el primero y para negarle su sexualidad en el segundo como forma de sumisión a la institución eclesiástica. Mientras que en el tercer caso “el varón” decide todo lo contrario con ese cuerpo, exhibirlo como un reclamo sexual para los posibles pacientes/clientes del centro hospitalario, en definitiva explotarlo para obtener beneficios, (de ahí el plus de productividad).  La diferencia es que a los hábitos de monja y a los uniformes de enfermera estamos ya habituados, mientras que el burka resulta novedoso y además está relacionado con una cultura a la que además es percibida como una amenaza por una parte de la población que es potencial votante por el PP y CiU, y también por el PSC que en Cataluña que también gusta de la demagogia barata y no hace ascos a sumarse a estas prohibiciones cada vez que son llevadas al pleno de algún ayuntamiento catalán, o incluso de promoverlas ellos directamente.

Por lo tanto, no es el Burka o el niqab el problema, si no las relaciones patriarcales de dominio y sumisión que bajo él subyacen, y por lo prohibir su uso público no repercutirá en un despertar a la libertad de las mujeres oprimidas, si no que simplemente traerá como consecuencia que se les prohíba salir de casa como ya se ha manifestado en numerosas ocasiones, con lo que el efecto producido será justo el contrario del buscado, aisladas en casa, encerradas en la oscuridad de la caverna platónica, estas mujeres no tendrán la oportunidad de conocer que existen otras formas de ver la vida y que su situación de sumisión no es consecuencia de una ley divina, sino de un capricho humano contra el que se pueden revelar, y no podrán saber que existen organizaciones que luchan por sus derechos como mujeres y como musulmanas como el movimiento feminista islámico que cada vez cobra más fuerza y que junto con el movimiento feminista tradicional son las mejores garantías de defensa de los derechos de las mujeres musulmanas. No sabrán tampoco que  que pueden denunciar los malos tratos de sus maridos, tanto físicos como sicológicos y que hay una ley de protección integral contra la violencia de género que las ampara e instituciones públicas que las protegen. Obligadas a quedar recluidas por la prohibición cada vez se volverán más dependientes de sus maridos, en definitiva más esclavas.
feminismoislamico Tal vez con la prohibición dejemos de ver a una mujer con un burka por la calle, pero que no veamos un problema no quiere decir que no exista, de hecho tapar los problemas nunca fue buena solución.

3 comentarios:

Eugenio Criado dijo...

Estoy de acuerdo contigo, aunque discrepo en lo de la prohibición.
empezó con el burka y el Hiyab, ahora ha habido un un sutil cambio entre Hiyab y Niqab, prendas totalmente diferentes.
La cuestión tomo relevancia cuando una niña musulmana se negó a quitarse el Hiyab durante sus horas lectivas en el colegio.
Si bien el Hiyab,puede ser una opcion completamente voluntaria por la mujer, como ha sucedido aquí, otra cosa, que si comparto contigo es que el burka y el Niqab son prendas de sometimiento machista contra la mujer ( y aun asi creo podría pecar de falta de un mayor conocimiento en el islam).
Si bien en un pais islamista (fanatismo mulsuman) desgraciadamente a la mujer no le queda otro remedio, de momento. En Europa es diferente, si bien como tu dices, el hombre pudiera recluir contra su voluntad a su hija, mujer, sobrina, o nieta, si estas escapan, se encontraran con una mayor protección por parte de la sociedad. El permitir su uso si lo considero una señal de permisividad demasiado evidente hacia una un comportamiento machista, independientemente de la creencia religiosa bajo el que se trate de esconder
En mi blog he tratado un poco el tema, pues estoy interesado en el tema. El islam tiene cosas muy buenas que desgraciadamente estan siendo desvirtuadas por el fanatismo y la intolerancia de todos,de los islamistas y las nuestras.

Erlik Khan

http://erlik-khan.blogspot.com/search/label/Islam

Juan Segovia dijo...

En mi opinión no se trata de ser o no ser permisivo, si no de buscar la estrategia más efectiva. La peor carcel del mundo es la de la mente, la carcel del pajaro que nacido en una jaula no siente el impulso de escapar y volar un día que su carcelero se deja la puerta abierta.
De la misma forma la mujer que usa el Burka puede ser prisionera de su propia educación como sierva de los hombres. Puede considerar correcto que su marido le prohiba salir sin el burka y aceptar su condición sin rechistar. Sólamente el contacto aunque sea mínimo con una sociedad exterior puede animarla a abrir las alas y salir volando de la jaula. Si se aprueba este tipo de ley es muy probable que la mujer encerrada esté de acuerdo con su encierro porque en su mentalidad no cabrá otra opción.
Esa es la cuestión desde mi punto de vista, para liberar a alguien primero hay que liberar su mente, y para ello hay que confrontar sus creencias con la realidad. Esto no se consigue con la prohibición.

Alb dijo...

Yo creo que hay muchos y muy buenos motivos para prohibir el burka.

Pat Condell, ya los expuso mejor de lo que pudiera hacer yo, ahorrandome el trabajo:

http://www.youtube.com/watch?v=TlkxlzTZc48

Creo que solo hay un motivo en contra de la prohibición:
La derecha esta a favor de prohibirlo.



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