Aunque resulte increible para quien desconozca la realidad del campo andaluz, cuestiones tan básicas de las relaciones laborales como son el hecho de que un contrato se firme por escrito entre el trabajador y el patrono, o que se desconozcan derechos tan básicos como el permiso por maternidad. Un campo, este nuestro, en el que la precariedad laboral es tal que las personas son despedida a la voz de "mañana no vengas que ya no haces falta", en el que sólo se cobra el día que va a trabajar y si un día no se puede porque simplemente la lluvia lo impida, ese día no se cobra.
Con unas peonadas que rondan entre los 36 y los 40 € por jornada trabajada, dependiendo del tipo de trabajo que se realice, un trabajador agrario, si tiene suerte de que las inclemencias del tiempo no le hagan perder muchos jornales, puede esperar ganar menos de 800 euros por deslomarse la espalda en una tierra que despues de 30 años de pseudosocialismo de de una Junta de Andalucia incapaz y cobarde para afrontar la necesaria e historica reforma agraria que el campo andaluz necesita, mantiene todavía las mismas desigualdades sociales que existian en los años 30.
Es en este contexto en el que se fragua esta huelga indefinida que va a comenzar mañana, ya que cuando las nuevas direcciónes de las secciones sindicales del campo de CCOO y UGT comienzan a negociar el nuevo convenio colectivo y tratan de avanzar en la equiparación de derechos de los trabajadores del campo con el resto de los trabajadores, al incluir en este cuestiones tales como el reconocimiento de las expecialidades laborales en el campo (trastorista, podador etc.), que los contratos se hagan por escrito especificando la fecha de inicio y conclusión, que se incluyan en el convenio los permisos retribuidos reconocidos en la Ley de Igualdad o un incremento salariar a 42,53 € (por día trabajado, recordemos) y que se garantice el pago de las horas extras y pluses como en cualquier otro sector laboral, la patronal cordobesa opta portratar de bloquear las negociaciones con el fin de que una vez concluidas las importantísimas campañas de la naranja y la aceituna (las dos más fuertes de nuestra tierra) la capacidad de negociación de los sindicatos se vea seriamente mermada y además, de paso, se ahorran tener que aplicar estas mejoras en la actual campaña. Por eso, la única respuesta posible es la huelga. Una huelga que en el campo sólo puede ser eficaz si es indefinida pues para enfrentarse a una patronal con mentalidad decimonónica sólo pueden aplicarse medidas decimonónicas.
La huelga del campo cordobes no es pues un simple conflicto laboral más como pueda serlo una huelga en una empresa pública o en el sector de la automoción. Es mucho más, un acto más de esa larga lucha que el jornalero andaluz mantiene con desiguales resultados desde su mismo nacimiento allá por el siglo XIX, contra un sistema injusto que para beneficio de unos pocos trata de robarle hasta lo más intimo, su dignidad.
70.000 Jornaleros cordobeses están mañana convocados a iniciar una huelga que no sólo tiene como objetivo el conseguir un mejor convenio, sino la conquista de unos derechos que como he dicho al principio parece mentira que en pleno siglo XXI todavía se les sigan discutiendo.
1 comentario:
y el pequeño propietario que hace, os vais a cargar el campo
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