Otra vez el Obispo de Córdoba.

Pues parece ser que no contento con venir a cambiarnos la Mezquita por una Catedral y crear una polémica donde nunca al hubo, ahora el señor Obispo de Córdoba don Demetrio Fernández la ha tomado con la UNESCO y como un Iker Jimenez cualquiera nos ha desvelado que esta oscura organización no se dedica como pudiéramos pensar a declarar patrimonio de la humanidad a monumentos como la Mezquita de Córdoba o cantes como el flamenco, sino que detrás de esa fachada de promotora de la educación y la cultura guarda un oscuro secreto, un perverso plan mediante el cual pretenden que en 20 años la mitad de la población mundial, esto es más de 3.000 millones de personas, se convierta en homosexual.
Pudiera parecer oyendo semejantes cosas que don Demetrio Fernández  le pega más al vino de la misa de lo que es sano o que haya confundido la marihuana que había en la mochila de algún monaguillo con incienso, pero lo cierto y verdad es que semejante dislate no se le ha ocurrido a él solito sino que ha sido puntualmente informado de tan terrible complot nada más y nada menos que por el mismísimo presidente del consejo pontificio para la familia, Cardenal Ennio Antonelli, que al parecer no se le escapa nada y que nos demuestra que la paranoia homofóbica está profundamente asentada en el alto clero y no es sólo la paranoia de un obispo que chochea.
Lo más indignante del asunto es que mientras la UNESCO con escasos medios trata de fomentar la educación en el mundo, tratando de erradicar el analfabetismo y la incultura, Don Demetrio y sus colegas de la conferencia episcopal española magníficamente financiados a costa de los presupuestos generales del Estado se dedican a difundir la superstición, la irracionalidad y toda una panoplia de miserables prejuicios contra todo aquello que no cabe en la estrechez de sus pobres mentes; incluso a costa de difamar instituciones tan loables (pese a todos los fallos que pudieran tener) como la UNESCO.
Como dijera Cicerón de Catilina: ¿hasta cuando abusará la Iglesia Católica de nuestra paciencia?