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¡Llegamos, aquí estamos!


Con esas palabras abrió el Subcomandante Marcos su histórico discurso en la Plaza de La Constitución de México D.F. al concluir la marcha Zapatista el 4 de abril del 2001, y eso mismo fue lo primero que se pasó por mi cabeza al contemplar por primera vez las torres de Córdoba desde las que la muerte una vez mirara al jinete de Locar avanzar justamente por esa misma carretera de Granada por la que nosotros alanzábamos ahora. 

¡Llegamos, aquí estamos! Y mientras bajamos por la avenida de Granada cientos y cientos de compañeros con sus carteles, con sus pancartas, con sus ilusiones se van sumando a nuestra columna que poco a poco va creciendo, ensanchándose hasta que lo que en la carretera de Granada parecía un serpenteante y alargado río de montaña, al avanzar por la avenida del mismo nombre, se va transformando por el aporte de esos nuevos afluentes, en un Amazonas humano que cruza el puente de San Rafael y como una marea roja invade el centro de la ciudad. 

¡Llegamos, aquí estamos! Nuestros cuerpos están doloridos y sudorosos, nuestros pies llenos de llagas, de vejigas y rozaduras, nuestras piernas atenazadas por calambres, fatigadas por tres días de duro caminar, nuestras caras muestran quemadas por el sol que, nunca mejor dicho, asola las carreteras de una campiña cordobesa que vuelve a ser la Campiña Roja; y mientras avanzamos la fuerza de los compañeros que se suman a la columna va poseyendonos y poco a poco el dolor se reduce y la fatiga desaparece, y  nos invade la inmensa alegría del recibimiento de una  Córdoba que responde al llamamiento que durante estos tres días hemos hecho a la movilización de una ciudad y una provincia que para algunos parecen ser prescindibles y que se resiste a ser arrojada a un rincón para ser saqueada por señoritos andaluces que invitan a monterías en sierra morena a ministros y secretarios de estado socialistas de medio pelo que hace mucho que olvidaron que socialismo no es sólo una etiqueta vacía que ellos se pone para ganar elecciones, sino también el nombre de la empresa más noble jamás emprendida por la humanidad.

¡Llegamos, aquí estamos! Esta noche descansaremos y cogeremos fuerzas porque mañana toca empezar otra vez, porque esta marcha sólo ha sido una etapa de una marcha mucho más larga. La larga macha que nos conduce a de conducir al socialismo del siglo XXI, la verdadera respuesta a un sistema capitalista fracasado y que ni en sus mejores momentos fue capaz de evitar que millones de personas murieran de hambre y enfermedades evitables. Así que compañeros descansad bien esta noche porque mañana volvemos a salir a caminar.

2 comentarios:

juan merino cañasveras dijo...

eres un "monstruo" de tu compañero y amigo Juan Merino (El Pena) Salud y República.

perico dijo...

juanito, con camaradas como tu... sobran las palabras lo unico que puedo decir es que te quiero

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